Cabernet Sauvignon

El Cabernet Sauvignon chileno es el vino tinto más emblemático y plantado del país. Se cultiva principalmente en los valles del Maipo, Colchagua, Aconcagua y Maule, donde el clima mediterráneo, con días cálidos y noches frescas, permite una maduración lenta y equilibrada de la uva.

Sus vinos suelen tener cuerpo medio a alto, con taninos firmes y gran potencial de guarda. Aromáticamente destacan las notas de frutos negros maduros (cassis, mora, ciruela), junto a toques de pimiento rojo, especias, tabaco y chocolate cuando pasa por barrica. Los mejores ejemplares del Maipo Alto son reconocidos mundialmente por su elegancia, frescura y longevidad, comparables a los grandes Cabernet del mundo.

En resumen, el Cabernet Sauvignon chileno combina intensidad, equilibrio y versatilidad, siendo la cepa que mejor refleja la tradición y el prestigio vitivinícola del país.

Carménère

El Carménère chileno es la cepa emblemática del país, redescubierta en 1994 tras haber sido considerada extinta en Burdeos. En Chile encontró su terroir ideal, especialmente en los valles de Colchagua, Cachapoal y Maule, donde el clima templado y los suelos arcillosos permiten su maduración lenta y completa.

Sus vinos presentan un color rojo intenso con matices violáceos, taninos suaves y aterciopelados. Aromáticamente ofrece notas de frutas negras maduras (ciruela, mora), acompañadas de pimiento rojo dulce, especias, hierbas y chocolate amargo. En boca es redondo, con buena concentración y un final prolongado, sin la agresividad tánica de otras variedades.

El Carménère chileno se ha convertido en un símbolo de identidad, reconocido por su carácter único, suavidad y estilo especiado, lo que lo distingue en la escena vitivinícola mundial.

Merlot

El Merlot chileno es un vino tinto muy apreciado por su suavidad y carácter frutal, cultivado en valles como Colchagua, Maule, Rapel y Curicó. Se caracteriza por un cuerpo medio, taninos redondos y amables, y una textura sedosa que lo hace fácil de beber.

En nariz destaca por sus aromas a ciruela, cereza negra y mora, con toques de chocolate, vainilla y especias dulces cuando pasa por barrica. En boca es jugoso, equilibrado y accesible, con un final agradable y persistente.

El Merlot chileno se ha ganado un lugar internacional gracias a su versatilidad, elegancia y estilo frutal, siendo perfecto tanto para consumidores jóvenes como para quienes buscan vinos tintos suaves y equilibrados.

Syrah

El Syrah chileno se ha consolidado como una de las variedades más expresivas del país, especialmente en los valles de Elqui, Limarí, Colchagua y Maipo, donde los climas cálidos y la influencia costera permiten estilos diversos.

Sus vinos presentan un color profundo y violáceo, con gran intensidad aromática. Destacan las notas de frutas negras maduras (mora, arándano, ciruela), junto a toques de pimienta negra, aceituna, violetas, cuero y ahumados. En boca ofrece cuerpo medio a alto, taninos firmes pero redondeados y una acidez equilibrada que le otorga frescura.

El Syrah chileno combina potencia y elegancia, logrando vinos desde expresiones frescas y florales en zonas costeras hasta estilos más concentrados y especiados en los valles interiores, mostrando así la diversidad y versatilidad del terroir chileno.

Pinot Noir

El Pinot Noir chileno se ha desarrollado con gran éxito en los valles costeros como Casablanca, Leyda y Limarí, donde la fuerte influencia del Océano Pacífico y las brisas frías favorecen una maduración lenta y equilibrada.

Sus vinos son de cuerpo ligero a medio, con taninos suaves y una textura delicada. Aromáticamente destacan las notas de frutas rojas frescas (cereza, frutilla, frambuesa), junto a matices de flores, hierbas, tierra húmeda y sutiles toques de roble en versiones con crianza. En boca son frescos, jugosos y elegantes, con buena acidez natural.

El Pinot Noir chileno refleja un estilo vibrante, refinado y fresco, consolidándose como una de las variedades más prometedoras y sofisticadas del país.

Carignan

El Carignan chileno es una cepa patrimonial que ha cobrado gran relevancia en los últimos años, especialmente en el Valle del Maule, donde antiguas parras en secano producen vinos de gran identidad.

Se caracteriza por un color rojo profundo con matices violáceos, taninos firmes y una marcada acidez natural que aporta frescura. Aromáticamente muestra notas de frutas rojas intensas (cereza, frambuesa, guinda ácida), acompañadas de toques florales, terrosos y especiados. En boca es vibrante, con buena estructura y un final largo y jugoso.

El Carignan chileno se ha convertido en un emblema del rescate vitivinícola del secano interior, ofreciendo vinos de gran personalidad, frescura y autenticidad, muy valorados en el mercado internacional.

País

El País chileno (también conocido como Mission grape) es la cepa más antigua de Chile, introducida por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Durante siglos se usó principalmente para vinos simples y masivos, pero hoy está viviendo un renacimiento enológico, especialmente en los valles del Maule e Itata, donde viejas parras en secano dan uvas de gran carácter.

Sus vinos son generalmente de cuerpo ligero, con taninos suaves y frescura marcada. Aromáticamente ofrece notas de frutas rojas frescas (frutilla, cereza, frambuesa), junto con matices florales, terrosos y herbales. En boca es jugoso, fácil de beber, con un estilo rústico pero auténtico.

El País chileno se ha transformado en un símbolo de rescate patrimonial y viticultura tradicional, expresando de manera pura la identidad de los viñedos antiguos del sur de Chile.

Cabernet Franc

El Cabernet Franc chileno se cultiva principalmente en los valles de Maipo, Colchagua y Casablanca, donde logra gran expresión gracias a climas frescos y suelos variados.

Es un vino de cuerpo medio, con taninos finos y elegantes, que destaca por su aromática distintiva: frutos rojos frescos (frambuesa, cereza), hierbas, notas florales (violeta) y un toque especiado o mineral. En boca ofrece frescura, equilibrio y persistencia, con un estilo más delicado que el Cabernet Sauvignon.

El Cabernet Franc chileno se distingue por su elegancia, fineza y versatilidad, consolidándose como un varietal de gran proyección en vinos de alta gama y blends de corte bordelés.

Petit Verdot

El Petit Verdot chileno es una variedad de producción limitada pero de gran carácter, cultivada principalmente en los valles de Maipo y Colchagua.

Se caracteriza por su color intensamente púrpura, alta concentración y taninos firmes. Aromáticamente ofrece notas de frutas negras maduras (mora, arándano, ciruela), junto a matices de violetas, especias, grafito y cacao. En boca es potente, estructurado y con gran persistencia, mostrando un estilo intenso y elegante.

En Chile, el Petit Verdot se utiliza tanto en blends de inspiración bordelesa, aportando estructura y profundidad, como en varietales exclusivos, donde se expresa con gran complejidad y potencial de guarda.

Grenache

El Grenache chileno (también llamado Garnacha) se cultiva en climas cálidos y secos, principalmente en el Valle de Colchagua y el Maule, donde expresa un perfil mediterráneo muy distintivo.

Sus vinos son de cuerpo medio, con taninos suaves y buena jugosidad. Aromáticamente destacan las frutas rojas frescas (frutilla, frambuesa, cereza), acompañadas de notas florales, hierbas secas y especias dulces. En boca resulta vibrante, redondo y accesible, con un carácter amable y muy versátil.

El Grenache chileno aporta frescura, fruta y elegancia, brillando tanto en blends tipo GSM (Grenache-Syrah-Mourvèdre) como en varietales modernos que buscan un estilo más ligero y expresivo.

Mourvèdre

El Mourvèdre chileno (también conocido como Monastrell) se cultiva en zonas cálidas y soleadas, como el Valle de Colchagua y el Maule, donde alcanza buena madurez y expresión.

Produce vinos de cuerpo medio a alto, con taninos firmes y marcada estructura. En nariz muestra notas de frutas negras maduras (mora, ciruela), junto a matices de especias, cuero, hierbas secas y un leve toque terroso. En boca es concentrado, con carácter rústico pero elegante, y un final largo y persistente.

En Chile, el Mourvèdre se valora tanto en blends mediterráneos tipo GSM (Grenache-Syrah-Mourvèdre), donde aporta estructura y complejidad, como en varietales exclusivos, que destacan por su identidad intensa y especiada.